lunes, 20 de abril de 2020

¡Auxilio!: Tengo Ansiedad


Aunque la Ansiedad se encuentra calificada principalmente como una patología  o asociada a una de estas, NO ES CIERTO que solo se produce en personas que sufren de alguna enfermedad mental. TODOS alguna vez hemos padecido  de estados de ANSIEDAD….
Pero … ¿Qué es la ansiedad para nosotros? ¿Por qué sufrimos de ansiedad? ¿Cuales son sus síntomas? ¿Cómo evitarla?
Trataremos  de dar respuestas a todas estas preguntas, pero aún mejor… encontraremos las herramientas  en la Biblia para combatirla...


En realidad la Ansiedad, es un mecanismo de defensa que tiene el organismo ante situaciones consideradas amenazantes.
El efecto principal de la la ansiedad es mantenernos alertas y dispuestos para intervenir frente a los riesgos y amenazas, de forma que no se produzcan, o que se minimicen sus consecuencias…
Aunque esto último nos señala un lado positivo, pero totalmente  oculto de la ansiedad, lamentablemente no estamos acostumbrados o mejor dicho, no hemos sido enseñados correctamente para lidiar con ella de manera favorable para nosotros, lo que hace que en vez de ser una herramienta para auto protegernos, se convierta, como lo es actualmente, en un problema muy común.



Existe lo que se denominan “ataques de ansiedad”… estos pueden presentarse en cualquier persona sin distingo de edades… incluso los  niños pequeños, pueden padecer de ella, y por eso, no deben asociarse esos episodios a una patología como tal…

Por otro lado, si la ansiedad no se CONTROLA a tiempo, pude desencadenar en una enfermedad mental, que pude llevar incluso a la depresión, y hasta la locura…


La conjunción de todas  o de algunas de estas preguntas pueden orientarnos a determinar si estamos ansiosos o no… y las respuestas a estas mismas preguntas pueden ayudarnos también a combatir eficientemente nuestra ansiedad.


Hoy en día somos victimas de constantes ataques de  ansiedad.



El hecho de encontrarnos actualmente “encerrados” en nuestras casas por causa de la cuarentena social, necesaria para evitar la propagación del coronavirus, ha producido de manera natural y gradual, muchos ataques de ansiedad en toda la sociedad… y ninguno de nosotros ha escapado de ello…


Equivocadamente le achacamos la culpa de nuestra ansiedad al “encierro”, pero en realidad no es “la casa” la que nos produce este estado… nuestro verdadero problema está en que no hemos podido identificar claramente la causa del mismo…

La causa está en aquello que no podemos controlar… el sentir en que no tenemos control de nuestras vidas… que no podemos salir cuando queramos o hacer lo queremos… que si antes por ejemplo no visitábamos a ningún amigo o familiar, era porque no quería, porque era mi decisión, pero hoy se me impone en no hacerlo, y como todas las cosas en la vida, nada nos hace falta hasta que nos lo quitan…

Nos sentíamos dueños de nuestro tiempo, de nuestras actividades, de nuestras decisiones, y ahora nos parece como si todo eso nos lo hubiesen quitado…

Sentimos como que hay muchas oportunidades “allá fuera” que nos estamos perdiendo, como si el mundo sigue girando, pero  sin  nosotros montados en él…

Estamos desesperados por volver a nuestra vida anterior, cuando en verdad debemos entender que esa vida no volverá jamás… porque todo cambió... El mundo está cambiando a causa de todo esto… los gobiernos están cambiando sus políticas… la economía está haciendo sus ajustes en todo el mundo… y nosotros debemos también aceptar esa realidad… ya no seremos los mismos cuando todo esto finalice… Y nuestra vida no será igual tampoco…

Eso sí, el que nuestra nueva vida sea mejor o peor de lo que fue antes definitivamente depende mucho de lo que hagamos durante este tiempo de espera…



En el texto bíblico, aunque resaltamos la palabra ansiedad, no es ciertamente el punto mas relevante del mismo.


En el vs. 6 iniciamos con la palabra “Humillaos”, que denota una acción de nuestra parte. Humillarse,  es “bajarse de nivel uno mismo”, es dejar de lado el orgullo, es apaciguar ese impulso interior de querer resolverlo todo por nuestras propias manos. Esa autosuficiencia, que es  la causa principal de nuestra ansiedad. ¿como soltarla? ¿Cómo liberarnos de ella? Es un proceso definitivamente personal y voluntario. 

Cuando logramos entender que hay cosas que no podemos cambiar o controlar, estaremos en la disposición de aceptar la intervención divina en nosotros, esa mano poderosa, que no solo tiene la fuerza de resolver nuestro dilema, sino que a la larga, restaurará  (exaltará) nuestra posición.

¿Como funciona eso de la exaltación?

Nuestra exaltación, es la consecuencia directa del aprendizaje que genera el habernos sometido voluntariamente al poder de Dios… mientras que somos nosotros mismos quienes nos humillamos voluntariamente, por otro lado, la exaltación (subir de nivel) la hace Dios mismo… este es un nivel superior de conocimiento o de madurez espiritual… implica elevarnos a una posición de éxito o de superación personal… Dios siempre está dispuesto a pagar por encima de lo que nosotros estamos en capacidad de sacrificar… sacrificamos orgullo, recibiremos en cambio reconocimiento, crecimiento y madurez…


En el vs. 7 leemos “echando”, que es otra forma de decir: depositando, entregando o cediendo… y esto va en concordancia con lo anterior… nadie puede entregarle su problema a otro, hasta que no ha entendido que existen cosas o situaciones que no puede controlar… “entregar” es el paso siguiente a “humillarse”… No existe nadie en el universo mas interesado en tu bienestar que Dios mismo… ni tu madre, ni tu esposo(a), ni tus hijos, ni tu amigo(a)… nadie está mas al pendiente de tu bienestar que Él… ¿a quien le confiarías tu problema mas grande? ¿a quien le confiarías el mas pequeño? Quizás para ti exista una diferencia, pero para Él no la hay… Responsablemente puedo asegurarte que en lo personal, yo he visto la mano de Dios en ambas situaciones: En momentos verdaderamente difíciles, y en situaciones triviales… siempre que he requerido o cuando menos lo he esperado, Dios está allí interviniendo… es maravilloso saber que mientras hay cosas que uno puede y debe hacer… para todo lo demás… para lo difícil y lo trivial que esté lejos de tu alcance, Él siempre estará al pendiente de TODO…



Uno de los aspectos mas detonantes para la ansiedad es el asunto de las finanzas… que terrible situación es esta... es quizás el problemas más grande al que todos debemos enfrentarnos… y la ansiedad causada por no tener dinero, es la misma a la de “no tener el control”… ¿Por qué?… porque tenemos la convicción errónea de que al tener dinero, lo tenemos todo… podemos comprar toda la comida que queramos comer… podemos pagar por todos los servicios privados que queramos tener (internet, tv satelital, etc.)… podemos comprar todos los medicamentos que requiramos, y pagar la mejor atención medica en la clínica mas especializada que exista en cualquier parte del planeta.

Te pregunto: ¿realmente creemos esto?  … la respuesta es SÍ… aunque lo reconozcamos o no… porque es parte de nuestra necesidad interna de “tener el control”… Pero como muchas cosas, no todo lo que pasa por nuestra mente es verdad… no hay tal cosa como “tener el control de todo”… por mucho dinero que tengamos para comprar medicinas, eso no implica tener salud… hoy en día a causa de esta pandemia mundial, hasta los millonarios deben quedarse en casa para no correr el riesgo de contaminarse… porque si se contaminan, ni todo el dinero del mundo podría salvarlos…

Hay un dicho por allí que tiene bastante veracidad: “El que nada espera, por nada está ansioso…” ¿Qué esperas tú? ¿Está en tu poder el tenerlo o resolverlo? Entonces suéltalo de una vez, y como bien decimos coloquialmente… déjaselo a Dios… pero eso sí…déjaselo…

Una pregunta surge de todo esto: ¿Cómo entregarle a Dios nuestras cargas? ¿Cómo soltar la ansiedad?... La respuesta es mas sencilla de lo que esperábamos… en el libro de Filipenses 4.6, está escrito:”Por nada estéis afanosos,  sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego,  con acción de gracias…”

Al parecer la clave de todo acá es la oración… pero no una simple oración… es la oración o meditación que involucra ruego por un lado y acción de gracias por el otro… el ruego, no es mas que una forma de expresar el problema que nos aqueja… hay que hablar, expresar, manifestar, declarar, etc. el problema que nos atañe… hay quienes de pronto necesitan hasta gritarlo a los cuatro vientos lo mal que nos sentimos(¡ojala uno pudiera hacerlo de vez en cuando!) … eso seria  muy liberador y terapéutico… pero no todos los problemas se pueden gritar (los demás se enterarían), y no muchos contamos con un espacio abierto (una montaña, playa, etc.) para hacerlo, pero  eso sí, siempre contaremos con ese lugar intimo y secreto donde podremos decir todo lo  que está dentro de nosotros, y esa es la oración… allí siempre Dios nos está escuchando, pero también es la oportunidad para escucharnos a nosotros mismos... Parece mentira, pero por mucho que lo internalicemos, necesitamos escuchar el problema de nuestros propios labios… está demostrado que tenerlo únicamente en la mente no  ayuda para nada... Declarar el problema no  lo resuelve, pero  abre la puerta para alcanzarlo.

Cuando podemos liberarnos de la tensión inicial causada por el problema, el siguiente paso es “dar gracias”, porque una vez abierta la puerta, estamos en la capacidad de darnos cuenta que es lo que tanto tenemos o que es aquello que podemos hacer… es cuando nos percataremos que  el secreto, no es tener mucho, si no el hacer mucho con lo que se tiene… eso solo lo podemos lograr con la perspectiva correcta… y eso es desde la posición del agradecimiento…

Muchos terapeutas  recomiendan escribir en una hoja el problema que nos causa la ansiedad, y por otro lado nos envían a escribir las cosas por las cuales nos sentimos seguros o agradecidos… es el mismo principio, solo que la Biblia sugiere la oración como mecanismo para hacerlo…

Las ansiedades son opresoras, atacan tanto las emociones como en lo físico. Muchos llegan a sentirse paralizados, declaran que el cuerpo no les responde igual, y muchas otras cosas más. Como cualquiera otra emoción mal administrada, la ansiedad puede ser represiva, invasiva y castrante…

Mientras que la declaración es un medio liberador, el agradecimiento es la forma en como fortalecemos nuestro sistema inmunológico, tanto físico como espiritual… una tiene que ir necesariamente con la otra… lo contrario a esto es como, hacerse una operación a corazón abierto y no cumplir el tratamiento post-operatorio… eso es contraproducente…

Recuerda que, siempre que hay un desprendimiento, hay un dolor asociado al mismo, por eso, tendemos a llorar cuando estamos pasando por una situación difícil, y cuando soltamos  (nos desprendemos) una carga,  como lo son aquellos problemas que nos causan ansiedad, nuestra reacción en la mayoría de los casos es llorar. Las lagrimas son la forma en como nuestro  organismo se libera también de lo que lo oprime…

En otro tipo de terapias, hay quienes recomiendan la pintura, el baile, el yoga, en fin, existen muchas formas de soltar esa ansiedad, solo que cada quien debe descubrir cual es la que le mejor le aplica.

Lo que siempre estará disponible para todos es la oración, y no hay que olvidar de incluir en ella la declaración y la acción de gracias.

Los estados de ansiedad son tan perjudiciales que pueden convertirse en patologías bien complejas, por eso yo recomiendo personalmente cualquier medio para salir de ellos, siempre por supuesto de la mano de Dios y confiando plenamente que el pude sacarnos de la situación de maneras en que nosotros ni siquiera imaginamos…

Siempre  la oración o la meditación será tu herramienta clave, pero recomiendo realizar actividades adicionales para darle un poco de relajación al cerebro y hacerlo pensar otra cosa. Tengo experiencias muy cercanas donde la pintura no solo ha calmado las “ansiedades”, sino que también ha desatado dotes artísticas maravillosas. ¿Será que dentro de ti hay un futuro Picasso o un Mozart?,  nunca lo sabrás si no intentas.

Personalmente disfruto mucho de la lectura, de las películas, y de planificar las clases y talleres que acostumbro a dictar, pero cuando me canso de todo eso, siempre tengo otra cosa mas por allí por hacer, para no quedarme sin hacer nada. Con la meditación constante y con ayuda de todo lo anterior, puedo decir que he aprendido a “torear” la ansiedad lo mejor posible

Siempre existirán cosas que te querrán desviar de este objetivo, como bien lo dice el v. 8 de la carta de Pedro que leímos anteriormente: “sed sobrios y velad…” , no hay que descuidarse, porque estamos rodeados de  elementos acusadores (diablos)  que tratarán de llevarnos al terreno de la ansiedad, y mas en estos días de cuarentena, donde la  ansiedad tiene un campo libre para actuar. Por eso mi recomendación  es que no te quedes sin hacer nada. Aprovecha el tiempo para ser creativo, no te dejes atrapar por la ansiedad. Mantente firme en la fe (confianza), resiste sin medir cuando terminará tu batalla. 

El saber que no eres el único que está pasando por situaciones similares (y hasta peores) como lo dice el vs. 9, debe ser un aliciente para comprender que no estás solo en esto, y quizás, el conocer la experiencia de otros te ayude también a encontrar el camino para tu propia solución. 

Ocúpate en aguantar y en prepararte para los cambios que vienen, recuerda que tu vida anterior no continuará, porque lo siguiente será aún mucho mejor. Piensa en el ahora, no te afanes por el mañana. Cree fielmente que todo este proceso es por poco tiempo, y que te ayudará a perfeccionarte y  a fortalecerte para los nuevos retos que tienes por delante. (vs. 10)

Hoy es el día para construirte un futuro mejor, aprovecha este confinamiento para evaluar lo que tienes y verás que hay mucho que no sabias que podías hacer, pero está atento, porque quizás lo que tengas que recomponer o perfeccionar son tus relaciones. Esta situación es una muy buena excusa para demostrarle a tu familia la importancia que tienen para ti, y lo valioso que eres tu para ellos. Hay mucho por hacer, no dejes de hacerlo… esa es la mejor terapia…

Quiero cerrar esta lección con un pasaje bíblico que coincide fielmente con nuestra situación actual:


Dios bendiga tu vida grandemente...

Pastor César González

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