Aunque la Ansiedad se encuentra
calificada principalmente como una patología
o asociada a una de estas, NO ES CIERTO que solo se produce en personas
que sufren de alguna enfermedad mental. TODOS alguna vez hemos padecido de estados de ANSIEDAD….
Pero … ¿Qué es la ansiedad para
nosotros? ¿Por qué sufrimos de ansiedad? ¿Cuales son sus síntomas? ¿Cómo
evitarla?
Trataremos de dar respuestas a todas estas preguntas,
pero aún mejor… encontraremos las herramientas
en la Biblia para combatirla...
En realidad la Ansiedad, es un mecanismo de defensa que tiene el organismo ante situaciones
consideradas amenazantes.
El efecto principal de la la ansiedad es
mantenernos
alertas y dispuestos para intervenir frente a los riesgos y amenazas, de
forma que no se produzcan, o que se minimicen sus consecuencias…
Aunque esto último nos señala un lado
positivo, pero totalmente oculto de la ansiedad, lamentablemente no estamos acostumbrados o mejor dicho, no hemos sido
enseñados correctamente para lidiar con ella de manera favorable para nosotros,
lo que hace que en vez de ser una herramienta para auto protegernos, se
convierta, como lo es actualmente, en un problema muy común.
Existe lo que se denominan “ataques de
ansiedad”… estos pueden presentarse en cualquier persona sin distingo de
edades… incluso los niños pequeños,
pueden padecer de ella, y por eso, no deben asociarse esos episodios a una
patología como tal…
Por otro lado, si la ansiedad no se
CONTROLA a tiempo, pude desencadenar en una enfermedad mental, que pude llevar
incluso a la depresión, y hasta la locura…
La conjunción de todas o de algunas de estas preguntas pueden
orientarnos a determinar si estamos ansiosos o no… y las respuestas a estas mismas preguntas pueden ayudarnos también a combatir eficientemente nuestra ansiedad.
Hoy en día somos victimas de constantes
ataques de ansiedad.
El hecho de encontrarnos actualmente
“encerrados” en nuestras casas por causa de la cuarentena social, necesaria
para evitar la propagación del coronavirus, ha producido de manera natural y gradual,
muchos ataques de ansiedad en toda la sociedad… y ninguno de nosotros ha
escapado de ello…
Equivocadamente le achacamos la culpa
de nuestra ansiedad al “encierro”, pero en realidad no es “la casa” la que nos
produce este estado… nuestro verdadero problema está en que no hemos podido
identificar claramente la causa del mismo…
La causa está en aquello que no podemos
controlar… el sentir en que no tenemos control de nuestras vidas… que no
podemos salir cuando queramos o hacer lo queremos… que si antes por ejemplo no
visitábamos a ningún amigo o familiar, era porque no quería, porque era mi
decisión, pero hoy se me impone en no hacerlo, y como todas las cosas en la
vida, nada nos hace falta hasta que nos lo quitan…
Nos sentíamos dueños de nuestro tiempo,
de nuestras actividades, de nuestras decisiones, y ahora nos parece como si
todo eso nos lo hubiesen quitado…
Sentimos como que hay muchas
oportunidades “allá fuera” que nos estamos perdiendo, como si el mundo sigue
girando, pero sin nosotros montados en él…
Estamos desesperados por volver a
nuestra vida anterior, cuando en verdad debemos entender que esa vida no
volverá jamás… porque todo cambió... El mundo está cambiando a causa de todo
esto… los gobiernos están cambiando sus políticas… la economía está haciendo
sus ajustes en todo el mundo… y nosotros debemos también aceptar esa realidad…
ya no seremos los mismos cuando todo esto finalice… Y nuestra vida no será
igual tampoco…
Eso sí, el que nuestra nueva vida sea mejor o peor de lo
que fue antes definitivamente depende mucho de lo que hagamos durante este
tiempo de espera…
En el texto bíblico, aunque resaltamos
la palabra ansiedad, no es ciertamente el punto mas relevante del mismo.
En el vs. 6 iniciamos con la palabra
“Humillaos”, que denota una acción de nuestra parte. Humillarse, es “bajarse de nivel uno mismo”, es dejar de
lado el orgullo, es apaciguar ese impulso interior de querer resolverlo todo por nuestras
propias manos. Esa autosuficiencia, que es
la causa principal de nuestra ansiedad. ¿como soltarla? ¿Cómo liberarnos
de ella? Es un proceso definitivamente personal y voluntario.
Cuando logramos
entender que hay cosas que no podemos cambiar o controlar, estaremos en la
disposición de aceptar la intervención divina en nosotros, esa mano poderosa,
que no solo tiene la fuerza de resolver nuestro dilema, sino que a la larga,
restaurará (exaltará) nuestra posición.
¿Como funciona eso de la exaltación?
Nuestra exaltación, es la consecuencia directa del aprendizaje que
genera el habernos sometido voluntariamente al poder de Dios… mientras que somos nosotros mismos quienes nos humillamos voluntariamente, por otro lado, la exaltación (subir de nivel) la hace Dios mismo… este es un nivel superior de conocimiento o de madurez
espiritual… implica elevarnos a una posición de éxito o de superación personal… Dios siempre está dispuesto a
pagar por encima de lo que nosotros estamos en capacidad de sacrificar…
sacrificamos orgullo, recibiremos en cambio reconocimiento, crecimiento y
madurez…
En el vs. 7 leemos “echando”, que es otra
forma de decir: depositando, entregando o cediendo… y esto va en concordancia
con lo anterior… nadie puede entregarle su problema a otro, hasta que no ha
entendido que existen cosas o situaciones que no puede controlar… “entregar” es
el paso siguiente a “humillarse”… No existe nadie en el universo mas interesado
en tu bienestar que Dios mismo… ni tu madre, ni tu esposo(a), ni tus hijos, ni
tu amigo(a)… nadie está mas al pendiente de tu bienestar que Él… ¿a quien le
confiarías tu problema mas grande? ¿a quien le confiarías el mas pequeño?
Quizás para ti exista una diferencia, pero para Él no la hay… Responsablemente puedo asegurarte que en lo personal, yo he visto la mano de Dios en ambas
situaciones: En momentos verdaderamente difíciles, y en situaciones triviales…
siempre que he requerido o cuando menos lo he esperado, Dios está allí
interviniendo… es maravilloso saber que mientras hay cosas que uno puede y
debe hacer… para todo lo demás… para lo difícil y lo trivial que esté lejos de tu
alcance, Él siempre estará al pendiente de TODO…
Uno de los aspectos mas detonantes para
la ansiedad es el asunto de las finanzas… que terrible situación es esta... es
quizás el problemas más grande al que todos debemos enfrentarnos… y la ansiedad
causada por no tener dinero, es la misma a la de “no tener el control”… ¿Por qué?… porque tenemos la convicción errónea de que al tener dinero, lo tenemos todo… podemos
comprar toda la comida que queramos comer… podemos pagar por todos los
servicios privados que queramos tener (internet, tv satelital, etc.)… podemos
comprar todos los medicamentos que requiramos, y pagar la mejor atención medica en la clínica mas especializada que exista en cualquier parte del planeta.
Te pregunto: ¿realmente creemos
esto? … la respuesta es SÍ… aunque lo
reconozcamos o no… porque es parte de nuestra necesidad interna de “tener el
control”… Pero como muchas cosas, no todo lo que pasa por nuestra mente es
verdad… no hay tal cosa como “tener el control de todo”… por mucho dinero que
tengamos para comprar medicinas, eso no implica tener salud… hoy en día a causa
de esta pandemia mundial, hasta los millonarios deben quedarse en casa para no correr el riesgo de contaminarse… porque si se contaminan, ni todo el dinero del mundo podría salvarlos…
Hay un dicho por allí que tiene
bastante veracidad: “El que nada espera, por nada está ansioso…” ¿Qué esperas
tú? ¿Está en tu poder el tenerlo o resolverlo? Entonces suéltalo de una vez, y
como bien decimos coloquialmente… déjaselo a Dios… pero eso sí…déjaselo…
Una pregunta surge de todo esto: ¿Cómo entregarle a
Dios nuestras cargas? ¿Cómo soltar la ansiedad?... La respuesta es mas
sencilla de lo que esperábamos… en el libro de Filipenses 4.6, está escrito:”Por nada
estéis afanosos, sino sean conocidas
vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias…”
Al parecer la clave de todo acá es la oración… pero no una simple oración… es la oración o
meditación que involucra ruego por un lado y acción de gracias por el otro… el
ruego, no es mas que una forma de expresar el problema que nos aqueja… hay que
hablar, expresar, manifestar, declarar, etc. el problema que nos atañe… hay
quienes de pronto necesitan hasta gritarlo a los cuatro vientos lo mal que nos sentimos(¡ojala uno pudiera hacerlo de vez en cuando!) … eso seria muy liberador y terapéutico… pero no todos
los problemas se pueden gritar (los demás se enterarían), y no muchos contamos
con un espacio abierto (una montaña, playa, etc.) para hacerlo, pero eso sí, siempre contaremos con ese lugar
intimo y secreto donde podremos decir todo lo
que está dentro de nosotros, y esa es la oración… allí siempre Dios nos
está escuchando, pero también es la oportunidad para escucharnos a nosotros
mismos... Parece mentira, pero por mucho que lo internalicemos, necesitamos
escuchar el problema de nuestros propios labios… está demostrado que tenerlo únicamente en la mente no ayuda para nada... Declarar el problema no lo resuelve, pero abre la puerta para alcanzarlo.
Cuando podemos liberarnos de la tensión
inicial causada por el problema, el siguiente paso es “dar gracias”, porque una vez
abierta la puerta, estamos en la capacidad de darnos cuenta que es lo que tanto tenemos o
que es aquello que podemos hacer… es cuando nos percataremos que el secreto, no es tener mucho, si no el hacer
mucho con lo que se tiene… eso solo lo podemos lograr con la perspectiva
correcta… y eso es desde la posición del agradecimiento…
Muchos terapeutas recomiendan escribir en una hoja el problema
que nos causa la ansiedad, y por otro lado nos envían a escribir las cosas por
las cuales nos sentimos seguros o agradecidos… es el mismo principio, solo que
la Biblia sugiere la oración como mecanismo para hacerlo…
Las ansiedades son opresoras, atacan
tanto las emociones como en lo físico. Muchos llegan a sentirse paralizados, declaran que el
cuerpo no les responde igual, y muchas otras cosas más. Como cualquiera otra emoción mal administrada, la
ansiedad puede ser represiva, invasiva y castrante…
Mientras que la declaración es un medio
liberador, el agradecimiento es la forma en como fortalecemos nuestro sistema
inmunológico, tanto físico como espiritual… una tiene que ir necesariamente con
la otra… lo contrario a esto es como, hacerse una operación a corazón abierto y no cumplir el tratamiento
post-operatorio… eso es contraproducente…
Recuerda que, siempre que hay un
desprendimiento, hay un dolor asociado al mismo, por eso, tendemos a llorar cuando estamos pasando
por una situación difícil, y cuando soltamos
(nos desprendemos) una carga, como
lo son aquellos problemas que nos causan ansiedad, nuestra reacción en la
mayoría de los casos es llorar. Las lagrimas son la forma en como
nuestro organismo se libera también de
lo que lo oprime…
En otro tipo de terapias, hay quienes
recomiendan la pintura, el baile, el yoga, en fin, existen muchas formas de
soltar esa ansiedad, solo que cada quien debe descubrir cual es la que le mejor
le aplica.
Lo que siempre estará disponible para todos es la oración, y no hay que olvidar de incluir en ella la declaración y la acción de gracias.
Los estados de ansiedad son tan
perjudiciales que pueden convertirse en patologías bien complejas, por eso yo
recomiendo personalmente cualquier medio para salir de ellos, siempre por
supuesto de la mano de Dios y confiando plenamente que el pude sacarnos de la
situación de maneras en que nosotros ni siquiera imaginamos…
Siempre
la oración o la meditación será tu herramienta clave, pero recomiendo
realizar actividades adicionales para darle un poco de relajación al cerebro y
hacerlo pensar otra cosa. Tengo
experiencias muy cercanas donde la pintura no solo ha calmado las “ansiedades”,
sino que también ha desatado dotes artísticas maravillosas. ¿Será que dentro de
ti hay un futuro Picasso o un Mozart?,
nunca lo sabrás si no intentas.
Personalmente disfruto mucho de la
lectura, de las películas, y de planificar las clases y talleres que acostumbro a dictar, pero cuando me canso de todo
eso, siempre tengo otra cosa mas por allí por hacer, para no quedarme sin hacer nada. Con la meditación
constante y con ayuda de todo lo anterior, puedo decir que he aprendido a
“torear” la ansiedad lo mejor posible
Siempre existirán cosas que te querrán
desviar de este objetivo, como bien lo dice el v. 8 de la carta de Pedro que
leímos anteriormente: “sed sobrios y velad…” , no hay que descuidarse, porque estamos rodeados de elementos acusadores (diablos)
que tratarán de llevarnos al terreno de la ansiedad, y mas en estos días
de cuarentena, donde la ansiedad
tiene un campo libre para actuar. Por eso mi recomendación es que no te quedes
sin hacer nada. Aprovecha el tiempo para ser creativo, no te dejes atrapar por
la ansiedad. Mantente firme en la fe (confianza), resiste sin medir cuando terminará tu batalla.
El saber que no eres el único que está pasando por situaciones similares (y hasta peores) como lo dice el vs. 9, debe ser un aliciente para comprender que no estás solo en esto, y quizás, el conocer la experiencia de otros te ayude también a encontrar el camino para tu propia solución.
Ocúpate en aguantar y en prepararte para los
cambios que vienen, recuerda que tu vida anterior no continuará, porque lo siguiente será aún mucho mejor. Piensa en el ahora, no te afanes por el mañana. Cree fielmente que
todo este proceso es por poco tiempo, y que te ayudará a perfeccionarte y a fortalecerte para los nuevos retos que
tienes
por delante. (vs. 10)
Hoy es el día para construirte un
futuro mejor, aprovecha este confinamiento para evaluar lo que tienes y verás
que hay mucho que no sabias que podías hacer, pero está atento, porque quizás lo
que tengas que recomponer o perfeccionar son tus relaciones. Esta situación es una muy buena
excusa para demostrarle a tu familia la importancia que tienen para ti, y lo
valioso que eres tu para ellos. Hay mucho por hacer, no dejes de hacerlo… esa
es la mejor terapia…
Quiero cerrar esta lección con un pasaje bíblico que
coincide fielmente con nuestra situación actual:
Pastor César González
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