Los seres humanos somos criaturas tan fascinantes como complejas, y parte de esa complejidad, se la debemos a las distintas emociones que nos definen en muchos aspectos como individuos.
Cada emoción se vive de manera distinta, en circunstancias muy diferentes, y no se suscitan de la misma forma, ni siquiera en los individuos de una misma familia.
El enojo, es una emoción tan difícil de comprender, así como lo es de contener, la cual se reproduce rápida y espontáneamente entre los grupos sociales. Es altamente contagioso y profundamente contaminante.
El enojo no solo hace daño a quien elige como objetivo, sino también a quien lo sufre o lo vive, menoscabando sus defensas biológicas, afectivas, espirituales e intelectuales.
¿Porque nos enojamos?
Todos creemos que nos enojamos por lo que nos pasa o por lo que la gente nos hace o dice.
Nuestra mente es la que condiciona la razón de nuestro enojo. Ella califica y determina si tal situación o persona merece o no que nos enojemos.
Para ilustrar esta explicación, voy a hacer referencia a un ejemplo que encontré:
Imagínate que estás en una cola (fila) esperando a entrar en algún lugar, y de pronto alguien te pisa los pies, y antes de que reacciones, la persona te dice: "disculpe, fue sin querer". Ante esta respuesta puede que no digas nada, y simplemente lo dejas pasar (como hay quien no).
Suponte ahora que lo anterior sucede varias veces. ¿Como te sentirías? ¿Feliz? Imagino que no. Pero tu respuesta ahora no es la misma que con el primer pisotón ¿Por qué? Puede que el primer pisotón y los siguientes, tuviesen la misma intensidad o no, pero aún así, no respondimos de la misma forma con ninguno. ¿Por qué te enojaste finalmente? ¿Porque te pisaron los pies?
Imagina ahora, que ves la cara de la última persona que te pisó, y cuando vas a reclamarle, te das cuenta que esta ciega ¿Qué pasa en ese instante con tu enojo? ¿Será que disminuye o por el contrario aumenta?
En cada caso es el cerebro quien determina rápidamente el tipo de reacción que deberá asumir. Cada pisotón puede ser idéntico o más fuerte que el anterior, pero tus pensamientos fueron cambiando de forma automática, dependiendo de tu juicio de valor.
¿Qué es un juicio de valor? Es la manera en como asociamos un evento, persona, cosa, etc. en nuestra mente, dentro de una escala de valores personal, que solo nosotros conocemos. En otras palabras, es el valor o importancia que le damos a las cosas según nuestro propio criterio.
Es imperceptible para la gran mayoría de nosotros el como nuestra mente realiza esos juicios de valor de forma tan rápida e instantánea.
El enojo, como cualquier otra emoción, está condicionado a las relaciones que hace nuestra mente entre "lo que está pasando" y lo que eso significa en realidad para nosotros, según el cúmulo de pensamientos depositados en ella.
Seguramente habrá alguien, quien no tenga la misma sensibilidad nuestra, y se atreva a reclamar, gritar y hasta golpear a ese ciego que lo pisó sin intención, pero eso es solo una demostración de los grandes problemas que tiene esa persona para contener la ira, cegándose ante cualquier circunstancia.
El enojo, por ser tan espontáneo y automático, casi siempre está acompañado de un desconocimiento real de su causa.
En este punto volvemos a preguntar ¿Qué es lo que nos enoja en verdad?
La respuesta está en nuestra mente, en los juicios de valor compuestos por los pensamientos que predominan en ella.
El enojo se dispara particularmente cuando nos sentimos atrapados o amenazados de alguna forma.
Una persona con un ataque de rabia, normalmente está escondiendo tras esa reacción una situación interna de indefensión o de amenaza.
El enojo no categoriza la amenaza, simplemente sale en nuestra defensa para contenerla. Cualquier situación de rechazo, exclusión, engaño, injusticia, frustración, perdida o incluso de dolor, puede desencadenarlo. La misma sensación de "no tener" o perder el control de alguna situación, comprende una amenaza para nuestra mente.
Pero todo depende, como dijimos antes, de los juicios de valor que manejamos.
Hay quienes por ejemplo son más sensibles que otros a ciertos tipos de bromas, porque no todo el mundo las procesa de igual forma, de allí que muchos se enojan por ello.
Es necesario determinar el origen real de nuestro enojo para poder afrontarlo de la manera correcta, y hacernos responsable de ello.
De los "pisotones", aprendimos a visualizar, que la causa de nuestro enojo no se encuentra en la circunstancia que estamos viviendo, sino en la forma en como nuestra mente lo está procesando.
Hoy en día, a causa de este confinamiento mundial al que estamos sometidos, existe un alto índice de personas, que mantienen un constante y sostenido enojo, y muchos piensan que la culpa de sentirse así está en lo que está pasando, lo cual no les permite ver dentro de sí mismos.
Nos enojamos con nuestras parejas, familias, vecinos, amigos, etc. pero aún seguimos sin entender el porque nos sentimos así, y aun peor, casi siempre estamos equivocados en las razones.
En el fondo, lo que nos hace enojar de esta cuarentena social obligatoria, es que no podemos determinar el cuando habrá de terminar y lo que vamos a hacer una vez lo haga. Nuestro control se siente amenazado.
Debemos asimilar con urgencia la idea de que "no podemos tener control de todo". Eso ayudará a reformar para bien nuestros juicios de valor.
Es claro que solo nos enojaremos en aquellas circunstancias donde estaremos más propensos a hacerlo según lo tengamos definido en nuestra mente.
Hemos dividido esta lección en dos partes, para tratar de ampliar en lo posible todo lo anteriormente expuesto.
Desde que iniciamos esta clase, solo hemos usado términos para caracterizar o darle forma en nosotros al enojo, pero nunca nos hemos referido a ella en términos de bueno o malo
El enojo, al igual que el resto de nuestras emociones, forma parte de nosotros. Está incluido en el diseño de Dios, como un mecanismo de defensa, según nuestros juicios de valor.
No todo lo que aparenta ser una amenaza en nuestra mente, significa que lo es, de allí radica la importancia de los pensamientos que nos gobiernan.
Los pensamientos gobernantes nos predisponen ante las circunstancias. Tal cual pensamos así actuamos. Eso es psicología básica.
Si llenamos nuestra mente por ejemplo con la falsa creencia de que nuestra esposa nos engaña ¿Cómo piensas que será nuestra reacción cuando la veamos conversando sonriente con el vecino de enfrente?
El enojo se alimenta precisamente de esos pensamientos, para obtener mayor fuerza y justificar de esa forma la violencia.
Así como nuestro cuerpo refleja lo que comemos, así mismo lo hace nuestra mente. Toda justificación para estar enojados está en la mente, no fuera de ella.
El problema no radica en enojarse alguna vez. Tenemos el derecho como seres humanos de hacerlo. La situación se agrava cuando no manejamos correctamente dicho enojo.
¿Que es realmente pecar? Es simplemente "errar" o actuar de forma incorrecta ante una circunstancia.
Hay que apagar el enojo, antes de que este nos lleve a cometer errores, y a desenfocarnos de las verdaderas causas que lo originaron, y mucho más de encontrar las soluciones.
Hay gente que le pone tiempo al enojo, y eso es una equivocación.
Un error muy común en la persona enojada es "esperar a que se le pase la rabia". El enojo muchísimas veces no suele irse solo, porque no vino sin causa. Lo que se aplaca en la persona, es la reacción a causa del enojo, pero muchas veces el enojo queda latente allí, esperando una nueva excusa para manifestarse.
Entendemos el enojo como algo normal, y por ello no lo satanizamos.
Lo que debemos evitar son las malas reacciones (pecado) que este origina, y desactivarlas, cambiando los pensamientos que producen el enojo.
¿Cuánto tiempo puedo permanecer enojado? Bueno, hay gente que dura muchísimos años enojados con los padres, hijos, parejas, amigos, y hasta consigo mismo. Pero esto no es gratuito, ya que, el enojo suele dejar secuelas muy graves en las personas, convirtiendo una simple emoción, en una patología mental, y estas siempre vienen acompañadas de afectaciones a nivel físico en el corazón, hígado, páncreas, riñones, etc.
¿Vale la pena entonces estar enojados?
Dios nos da un "tiempo prudencial" para estar enojados: "No se ponga el sol sobre vuestro enojo" ¿Qué quiere decir esto? Significa, que no es bueno acostarse a dormir enojado por nada.
No se le debe dar lugar a que el enojo crezca o se fortalezca. Mientras más tiempo esperemos para resolver el enojo dentro de nosotros, mas grande se volverá y mas difícil será también el encontrar las verdaderas razones que lo activaron.
En la vida de pareja por ejemplo, siempre hay desavenencias o discrepancias de criterio. Es normal que a veces los esposos discutan y se disgusten entre ellos.
Como seres humanos mi esposa y yo no estamos exentos de ello, y varias veces nos hemos enojado por cualquier cosa. Pero algo que aprendimos es que el hecho de que estemos bravos no significa que no nos amemos, y por eso, tratamos en lo posible de arreglar las cosas en el mismo momento o por lo menos en el mismo día. Eso nos ha evitado muchos males, y ha mantenido nuestra relación estable.
Con los hijos sucede lo mismo. Como padres, a veces también solemos hacer enojar a nuestros hijos. Si no atendemos de manera urgente y con sabiduría estas situaciones, se pueden formar traumas (no exagero con esto) y construir pensamientos que validen aún mas su enojo. Consejo: Déjelos llorar un rato, y luego consuélelos, demuéstrele cuanto los ama, y explíqueles de nuevo las razones que usted tiene para tomar dicha decisión.
No se haga la ilusión en creer que después de eso el muchacho ahora si lo entendió. Eso no va a pasar de momento, lo que usted necesitaba hacer era ayudarlo a trabajar con su enojo. Ese es el verdadero trabajo de la paternidad.
Con lo expuesto anteriormente, ya tenemos dos recomendaciones tempranas acerca del manejo de nuestro enojo:
1) Evitar en todo lo posible, que el enojo se convierta en algo más fuerte. Hay que encontrar y practicar en nosotros el dominio propio o autocontrol, para mantener nuestro enojo a raya.
Para lograr esto, debemos comenzar a entrenar nuestra mente en ese aspecto, en los momentos de serenidad, no tratar de hacerlo cuando estemos enojados. Lo que construyamos en calma nos servirá para cuando llegue la tormenta.
Para ello, hay dos herramientas (dentro de muchas) que yo particularmente uso, y me han servido muchísimo durante toda mi vida:
La primera es meditar. Me tomo un momento cada cierto tiempo para estar a solas con Dios y conmigo mismo. Durante ese instante, cierro los ojos y empiezo a agradecer a Dios por todo lo que tengo. Cuando lo hago, mi mente siempre intenta traer a mi memoria aquellas situaciones no tan agradables, que buscan contradecir lo que estoy haciendo. Ese es el momento ideal para centrarme en esos pensamientos y forzar a mi mente para que lo vea tal cual yo lo necesito. Uso lo mismo que quiere hacerme ella en su contra.
Usted pensará que estoy loco, pero lo invito a que se atreva a hacerlo y se dará cuenta que tengo razón. La mente es muy traicionera.
Lo segundo que hago es inventarme una simulación. ¿Cómo es eso? Voy a explicarlo con un ejemplo. Supongamos que tienes un vecino que le resulta molestoso o con el cual ha tenido un roce nada agradable. Imagínese entonces que lo tiene de frente y que él le dice exactamente las palabras que a ti no te agradaron o que te causaron enojo en aquella oportunidad. Ahora en esa situación imaginaria, trata de establecer una conversación e intenta responderle a tu vecino virtual desde una posición que no sea el enojo o por lo menos, sin pasarse al lado de la violencia.
Te parecerá muy cómico o de locos, pero te invito a probarlo también. No te imaginas todo lo que aprenderás de esa simulación. Conocerás tus propias motivaciones para enojarte, entenderás lo que se mueve de verdad en cada circunstancia, y sobretodo, aprenderás a responder sin violencia, porque ya has practicado todas las posibles respuestas.
Y no solo con el vecino, trata de imaginar la última discusión con tu pareja, ¿Qué palabras cambiarías? ¿Cómo reaccionaría él/ella con ese cambio? ¿Cómo lo abordarías de nuevo?
Yo puedo garantizarle el éxito total. No se puede tener una relación estable de pareja con solo buenas intenciones, a veces hay que ingeniárselas.
2) Busque solucionar su enojo en el momento o el mismo día. No dejes que el enojo acumulado actúe como un imán atrayendo mas pensamientos negativos que lo fortalezcan.
Si el problema de enojo es en el hogar, yo recomiendo categóricamente conversar con la otra persona involucrada el mismo día. Algo que aprendí es que TODOS tenemos derecho a estar enojados, y entenderlo así, evita que me enoje inútilmente con otro que está enojado. Parece un juego de palabras, pero es la verdad. Cuando entendí que mi hijo pequeño también es una persona con emociones, dejé de enojarme con él porque se disgustara conmigo.
El amor es la clave para sanar las heridas del alma y protegerlas de una infección. Cuando tú demuestras verdadero interés por una persona, así esté enojada contigo o tú con ella, las puertas para el entendimiento siempre estarán abiertas.
No hay nada que el verdadero amor no cure. El amor tiene la virtud de crear pensamientos dominantes muy poderosos, que funcionan en contra de cualquier virus emocional.
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Aunque las emociones sean en su mayoría reactivas, dependen exclusivamente de los juicios de valor que tenemos.
Recuerda que nuestra mente se encuentra en constante aprendizaje, por lo cual, es necesario hacernos conscientes y responsables, del tipo y calidad de pensamientos que nos gobiernan.
Con estas dos primeras herramientas, damos por terminada la primera parte de esta enseñanza acerca del control de nuestro enojo.
Te invitamos a que no te pierdas la segunda.
Dios te bendiga
Pastor César González &
Lcda. Nathali Vilchez
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