Que complicado se vuelve a veces cuando eres invitado a una cena o reunión de etiqueta, y te encuentras que no posees el atuendo correcto para la ocasión, sobretodo cuando no estamos habituados a asistir a este tipo de eventos de manera rutinaria.
Afortunadamente, en el aspecto formal, los caballeros podemos resolver fácilmente con dos o tres trajes, y combinarlos con distintos tipos de camisas y corbatas, sin temor a ser criticados por repetir alguna de estas combinaciones en algún momento.
En cambio, las mujeres no se las ven tan sencillas. Las mujeres sufren mucho al respecto, debido a la presión social que existe hacia ellas en ese sentido. Y es que ellas, lo quieran o no, son siempre el centro de las miradas, el motivo de admiración y el blanco de las envidias, en cualquier reunión en las que hagan acto de presencia. Esto suele ser causa de mucho estrés para ellas.
Por eso, no importa de qué tamaño sea el closet de una mujer, tenlo por seguro, que siempre encontrará la manera de llenarlo hasta el tope de su capacidad, y aún así, nunca tendrá nada que ponerse.
Todos buscamos encajar adecuadamente, según la circunstancia en la que nos veamos involucrados, y vestirse correctamente para la ocasión, es quizás una de las más importantes.
La necesidad de tener varios tipos de atuendo, deviene en el tipo de actividades y de climas en los que nos desenvolvemos. Es por eso, que cada actividad está asociada a un tipo de vestimenta: oficina, deportes, taller, escuela, fiestas, playa, montaña, etc.
No es práctico usar ropa de oficina, por ejemplo, para ir a la playa, como tampoco lo es esquiar en la nieve en traje de baño. Cada situación conlleva una vestimenta adecuada para tal fin.
De la misma forma, hay situaciones en la vida de cada quien, que nos obligan a asumir posiciones y actitudes distintas a las que estamos acostumbrados. Circunstancias que nos exigen un cambio de "ropaje" a lo interno, una transformación en lo más profundo de nuestro ser, a fin de estar acorde con el momento que estamos viviendo.
Hoy en día, a raíz del confinamiento preventivo al que estamos sumidos todos a nivel mundial, se están dando muchos cambios en todos los niveles, que escapan ciertamente de nuestro control. Estos cambios son inevitables y en muchos casos irreversibles.
¿Qué tan preparados estamos nosotros para asumir esos cambios? ¿será que estamos "vestidos" correctamente para la ocasión o nos mantenemos inconmovibles pensando que todo volverá a ser como antes?
Si no has comprado ropa de invierno, a pesar de que ves la nieve en lo alto de la montaña, significa entonces que no estas preparado para el frio.
Es hora de poner manos a la obra, y renovar el closet.
En nuestro hogar, es mi esposa quien tiene la tarea exclusiva de ordenar los closet, mientras que mi responsabilidad al respecto, es un poco más complicada de definir, porque por un lado, debo estar lo suficientemente cerca en el caso de que ella necesite que levante algo muy pesado, y por el otro, debo alejarme lo suficiente para no verme tentado a interferir (opinar). Estoy seguro que muchos hombres casados saben de lo que les estoy hablando.
Obviando lo último, la experiencia de renovación, acomodo o limpieza de un closet, es por demás interesante. Siempre te consigues con cosas que distes por perdidas, o con otras que no sabias que tenías, ni mucho menos te acuerdas cuanto pagaste por ellas.
Mi esposa y yo compartimos un mismo closet, pero cada uno tiene su propio lado. La ventaja que tiene mi esposa, es que yo soy muy organizado en mis cosas, y no requiero de mucha de su intervención para mantenerlo ordenado, a menos que sea para sacar aquello que ya no estoy usando. Como habrán entendido ya, es en ese preciso instante cuando me recuerdo que debo guardar distancia. ¿Será que solo me pasa a mí?
El asunto es que cada quien protege o tiene alguna cosa inútil en su closet, por ejemplo, ese pantalón que ya no te queda, pero que guardas hasta que algún día, por arte de magia, te servirá de nuevo; o aquella camisa estampada al estilo años 70 que quizás vuelva a ponerse de moda; o aquel conjunto de embarazada que te quedaba tan lindo, que te trae tantos recuerdos, pero que nunca usarías otra vez para no verte gorda.
Hay cosas que definitivamente nunca más usaremos, porque ya tuvieron su momento, y porque sirvieron para un propósito en un tiempo que ya no es más. Así mismo, hay actitudes en nosotros que debemos desechar y dejar pasar, porque están fuera de contexto, ya "pasaron de moda", o simplemente ya no nos son útiles.
Lo que está sucediendo hoy a nivel mundial, no es tan solo la propagación de una epidemia mortal que ha trastocado nuestra seguridad y salud. Es mucho más que eso.
Toda esta situación está produciendo un cambio en nuestro mundo, todo a nuestro alrededor está mutando para adaptarse a las nuevas circunstancias, y nosotros no podemos seguir viendo la situación como si todo fuese volver a la "normalidad" anterior, porque eso no va a pasar.
Debemos comprender que nosotros tampoco podremos ser los mismos, y eso amerita un cambio en nuestro ropaje interno.
No se trata de vivir en zozobra o andar con miedos, ni mucho menos estar en la expectación de que algo peor puede pasar; pero eso sí, hoy más que nunca debemos prestar mucha atención a nuestra salud.
Lo que si debemos pensar en el ahora, es valorar y aprovechar las nuevas oportunidades que se nos presentan ¿Qué nuevas oportunidades?
Responder esa pregunta depende mucho de la visión que cada quien tenga de la vida y de las circunstancias que lo rodean. Eso también tiene que ver con el ropaje interno, es decir, con las motivaciones que hay dentro de cada uno de nosotros, y con los valores intrínsecos que le damos a las cosas.
Tú pudieras pensar que si la situación no vuelve a ser como era antes, entonces tu vida se derrumbará ¿Y es que acaso no lo está ahora? ¿Qué estás haciendo en la actualidad mientras esperamos la solución de este gran problema? ¿Has encontrado otras formas para seguir adelante o estás paralizado?
Hay muchos que están en una situación de espera constante y no se atreven a moverse en otra dirección creyendo que si lo hacen perderán la oportunidad de continuar sus vidas. Que error tan grande cometemos por no querer salir de nuestra zona de confort.
Debo confesar que hay algo de cierto en esta actitud, si no estamos preparados para los cambios, entonces jamás podremos avanzar.
No hay mejor oportunidad que ésta para hacer cambios radicales en tu vida. La situación presente nos abre esa oportunidad y las circunstancias así lo ameritan.
Hay más oportunidades de las que nosotros pensamos a nuestro alrededor. Hay gente que ha aprovechado la circunstancia para reinventarse y hacer negocios dentro de toda esta gran crisis.
No hay más limitaciones que las que nosotros mismos nos establecemos.
Las empresas que se han mantenido a flote durante esta pandemia, es porque han encontrado como adaptarse a las circunstancias, y han sabido aprovechar recursos que nunca pensaron en usar. Se han reinventado para poder seguir operando, y en ello han encontrado excelente resultados.
Un ejemplo de lo anterior es el servicio de "Delivery", que ya está siendo implantado por muchos negocios y aceptado por gran cantidad de usuarios. Aunque en países como en EEUU este tipo de estrategia se viene usando desde hace mucho tiempo de forma masiva, en otrora, era impensable que tuviera tanta repercusión como la tiene ahora en Latinoamérica. Estoy más que seguro que este tipo de servicio llegó definitivamente para quedarse, y para crecer aún más, gracias en gran parte, al uso cada día mas extenso de la Internet.
Todo esto, así como el teletrabajo y la educación a distancia, son nuevos tipos de estrategias que se irán desarrollando aún más con el tiempo, en la medida que la tecnología avance y se haga más cercana al individuo común.
Reconozco que aún nos falta mucho, sobretodo en el aspecto de la educación, pero hacia allá vamos. En un futuro no muy cercano, los niños no deberán asistir más a la escuela, sino que tomarán clases desde su casa por medio de videoconferencias o a través de Internet.
Pero para todo esto hay que estar preparado. Hay que dejar los rudimentos del pasado y aceptar todo esto con una nueva actitud. Esta actitud debe llevarnos a formarnos, a integrarnos con la tecnología, a ser más humanos, a pensar más en nuestro entorno, a preocuparnos por el ambiente, y sobretodo a conectarnos más con Dios.
¿Te has dando cuenta que todo lo anterior lo hemos estado viviendo sin habernos percatado de ello?
Pues sí, aunque no lo creamos, ya estamos montados en el proceso de cambio sin darnos cuenta.
Durante este periodo que no tiene siquiera un año, hemos aprendido a valorar muchas cosas, principalmente el contacto con nuestros seres queridos. Hoy extrañamos reunirnos con los nuestros, cuando en otro tiempo evadíamos las reuniones familiares.
Es tanta la ansiedad que ha provocado el encierro, que muchos se han dedicado a hacer cursos por Internet en cualquier área, mientras que otros, se han dedicado a la búsqueda de un crecimiento espiritual, como una forma de mitigar las preocupaciones.
Ya estamos cambiando nuestro ropaje, pero aún no nos deshacemos de aquello que ocupa todavía un lugar en nuestro closet.
Debemos desanclarnos del pasado. El pasado solo trae angustia. La mente conectada con el pasado está cargada de vicios y de errores. Debemos darle paso a lo nuevo y avanzar.
Hay que despojarse de la antigua forma de pensar (vieja naturaleza), y asumir el presente como seres completamente nuevos. Esto es un proceso nada sencillo, pero que debe comprenderse de a poco e iniciarlo de manera inmediata.
Los cambios nunca son bien recibidos por la mayoría, debido a que todos, de alguna forma y en algún momento de nuestra vida, no estamos dispuestos a movernos de nuestra situación de confort.
Sin embargo, hay actitudes que definitivamente debemos modificar en nosotros, para poder enfrentar nuestra nueva realidad y no entorpecer esa transformación que se ha iniciado.
Expresiones como: "no lo acepto"... "nada me va a cambiar"... "antes estaba mucho mejor"... por muy ciertas que sean, no te ayudarán a avanzar.
Quedarse en el pensamiento del pasado es muy opresivo.
Cada quien conoce en que aspecto de su vida se encuentra anclado en el pasado. Pueden ser recuerdos de situaciones vividas, culpas no procesadas correctamente o que estemos sufriendo las consecuencias de decisiones tomadas con anterioridad, pero todo eso es pasado.
Estamos llamados a evolucionar y tenemos derecho a cambiar lo que fuimos para convertirnos en algo mejor. Nadie puede juzgarnos por eso.
Es posible que en el pasado hayamos sido muy duros en nuestra crítica con otros, y que hoy estemos enfrentando una situación similar que nos impulsa a actuar de igual forma. Eso no debe preocuparnos. Lo que debe preocuparnos, es que nos quedemos en ese mismo pensamiento de crítica y no asumamos el cambio que debemos hacer para seguir adelante. Eso es orgullo, y el orgullo nunca permitirá que nos adaptemos para avanzar.
Después de tanto tiempo alejado de tu familia, creo que lo justo es desechar los rencores del pasado y buscar reconciliarnos con ellos. Hoy muchas personas han muerto solas lejos de sus familias, en muchos casos, sin poder ser velados o enterrados debidamente. Esto debe hacernos cambiar.
Hay quienes irresponsablemente dejaban de cumplir con sus obligaciones a nivel laboral, y hoy están dolidos y preocupados porque no saben si podrán regresar a sus trabajos. Es momento de cambiar y comprometerse a ser más responsable.
Estamos llamados a evolucionar, no físicamente pero si en el marco de nuestros pensamientos.
De niños mentales debemos pasar a ser adultos espirituales.
Nuestra misión en este tiempo, es encontrar esos obstáculos en nuestra mente que evitan que podemos cambiar y prepararnos para afrontar nuestra nueva realidad.
En la naturaleza existen muchos ejemplos de ello. Las serpientes de forma singular mudan de piel en la medida que entran en nuevo ciclo de su existencia, al igual que las águilas, que se remontan a la cúspide mas alta para deshacerse de plumas, pico y garras obsoletas.
Este es tu tiempo de cambiar tu ropaje. Es el momento provisto por Dios para hacer de ti mismo tu mejor versión.
Nada de lo que sucede es por casualidad. No creas que esta situación agarró a Dios desprevenido. Ciertamente Él no generó esta situación, pero siempre actuará a favor nuestro.
Siempre que hay mucho que aprender, es porque también hay mucho que cambiar.
Tal cual como un niño va creciendo en estatura, su mente también debe ir madurando. Es una ley establecida en nuestros huesos, y esta ley aún se mantiene aunque seamos adultos.
Nunca dejamos de aprender, porque nunca dejamos de evolucionar. Quien crea lo contrarios de seguro está anclado en su pasado y por ende siempre estará en el mismo lugar.
Recuerdo cuando me fui a vivir solo en mi propio apartamento. El asunto no fue muy sencillo al principio, porque estaba iniciando un nuevo ciclo en mi vida que traía consigo muchos cambios, sobretodo a nivel mental y emocional.
Con el correr del tiempo, ya me había acostumbrado a vivir solo y a depender únicamente de mi en todos los aspectos. Eso por supuesto me hizo madurar aún mucho más y me enseñó otras perspectivas de la vida.
Años después me casé y siguieron viniendo los cambios, esta vez tuve incluso que desechar algunas cosas de mi mente, que recién había adquirido en mi tiempo de estar solo. Me hice papá al poco tiempo después, y eso fue otro cambio radical para mi vida.
La vida está llena de cambios, y para cada una de esas etapas hay que estar "vestido para la ocasión".
Si no ves la situación presente como otra vuelta en tu ciclo de vida, jamás estarás preparado para enfrentar todos los cambios que se están dando.
Desarrollar tu espíritu es el paso siguiente de tu evolución natural.
Hay quienes han sacado mucho provecho a este ciclo de cambio (yo soy uno de ellos) y no están dispuestos a regresar al ciclo anterior, porque han entendido que este tiempo era necesario para evolucionar, y así lo han aceptado.
Muchos piensan todavía que los tiempos anteriores eran mejores. No es que sean mejores o peores, solo es que son distintos. En vez de estar anclados en el pasado que ya fue, deberíamos pensar en las oportunidades presentes y en todo lo que podemos lograr en el futuro. Eso cambiará tu mentalidad y te permitirá estar preparado para lo mejor.
Hoy tenemos muchas cosas a nuestro favor, y una de esas es la oportunidad que tu mismo te das al leer este escrito, porque lo creas o no, hay un propósito de Dios en esto.
Uno de los grandes problemas que tenemos hoy, es querer enfrentar los problemas del presente y haciendo uso del conocimiento del pasado.
Por ello, es importante aprovechar cada oportunidad de aprender algo nuevo, y que estés leyendo estas líneas con toda atención, marca tu intención al respecto.
No podemos esperar que actuando de la misma forma, garantizaremos que todo se mantendrá igual.
El cambio es la constante que mueve al mundo, por eso, aunque nos empeñemos en mantenernos con la misma forma de pensar, todo a nuestro alrededor va a seguir cambiando, y eso no lo podemos evitar.
Hay que aprender a "surfear" con la ola y no tratar de nadar en contra de ella. Solo los principios y valores son innegociables, lo demás está sujeto a cambios.
Debemos evolucionar para poder avanzar.
El crecimiento viene desde dentro, y la madurez es la manifestación de ese crecimiento.
La única forma de sentirnos acordes con la situación presente, es cambiar con ella. Si no cambiamos nuestra forma de pensar, no podremos asimilar el cambio que requerimos para nuestra vida.
Nada es estático. Todo se mueve, hasta la tierra que está debajo de nuestros pies.
Las decisiones que tomemos hoy, afectarán nuestro futuro de manera positiva o negativa. Elijamos, no basado en circunstancias sino en hechos fehacientes.
Prepárate responsablemente para toda esta nueva etapa. Deja de tener tu vida en pausa, y afronta el compromiso contigo y con los tuyos.
Educa tu mente para aprender nuevas cosas, eleva tu espíritu en un mayor entendimiento de tu entorno y de tu relación con Dios.
Desecha todas esas actitudes represivas que te han alejado de tus seres queridos y enfócate en descubrir los dones maravillosos que hay en cada uno de ellos.
Inspira a otros con una actitud mas positiva y emprendedora, no permitas que te vean decaído o derrotado.
Esfuérzate por ser la mejor versión de ti mismo, y mira las circunstancias presentes como un escalón más para tu superación personal.
Busca verdaderamente sanar las heridas de tu pasado, reconcíliate contigo mismo y avanza en un mejor entendimiento de tu ser.
Aférrate a creer cada día, que el tiempo presente es necesario para mostrar lo mejor de ti, y que el futuro no te preocupa, porque estarás preparado para enfrentarlo.
Renuévate, cambia tu ropaje vístete para triunfar cada día
Mantén tu closet ordenado, pero sobre todo a la moda
Dios te bendiga
Pastor César González