En nuestra luna de miel, mi esposa y yo, tuvimos la dicha de visitar algunos países caribeños, gracias a que pudimos contratar un servicio de cruceros, que nos llevo a lugares maravillosos y playas por demás paradisíacas. Fue nuestro viaje de ensueño, aún mas, considerando que para ambos era nuestra primera travesía en barco.
Podrán imaginarse que no había detalle al que no le pusiéramos cuidado o que llamara nuestra atención. Desde el camarote, pasando por la estructura del barco, el gran salón de comedor, el anfiteatro, las actividades en la piscinas, las exhibiciones de la comida, etc. Todo era una maravilla y deleite a los sentidos del cuerpo y del alma.
Fue en definitiva una experiencia inigualable, y hay muchos recuerdos que en otro momento compartiremos con uds, sin embargo, hoy solo nos referiremos a una situación anecdótica, que aunque parezca trivial, es de suma importancia para lo que hoy queremos enseñarles.
Cada vez que atracábamos en un puerto, salíamos bien temprano para aprovechar el tiempo y conocer lo mas que pudiéramos del lugar. Al regresar, la imagen imponente del barco, que nos esperaba serenamente anclado en el puerto, era por demás tranquilizadora.
Recuerdo, que mientras retornábamos del paseo y me acercaba al barco, siempre llamaban mi atención las imponentes sogas o cuerdas que lo mantienen estable al puerto. Esas sogas son conocidas como cabos de amarre, y son tan grandes como el barco que sostienen.
Nunca en mi vida había visto sogas tan grandes y gruesas, y mucho menos, conocía de esos nudos impresionantes que se hacen a cada extremo de las mismas, de los cuales, se presume mucho en el argot marítimo.
¿Imaginas hacer un nudo para sujetar un barco tan grande? ¿Has considerando el tamaño y grosor de la cuerda?
En el ambiente marítimo, se usan distintos tipos de nudo, según su funcionalidad. Los conocedores en la materia afirman que, por el nudo se conoce la experiencia y el dominio que tiene el marinero. Se requieren años de práctica para hacer el nudo correcto, pero sobretodo, para generar confianza en el amarre.
La vida de las personas, y el resguardo de sus bienes, pueden depender tan solo de hacer el nudo correcto, por ello, es importante asegurarse que todo está bien amarrado.
Nuestro hogar, nuestra sociedad, y los seres humanos en general, requerimos de cabos de amarre, de cuerdas y nudos bien fuertes, que nos "sujeten" firmemente a nuestro puerto.
En la vida, todos necesitamos de alguna forma, sentirnos seguros y confiados, para poder afrontar las circunstancias del día a día, y para poder desarrollarnos libremente como individuos y como sociedad.
Aprendamos entonces a hacer esos fuertes nudos...
Para hacer nudos fuertes lo primero que hay que considerar es la soga o cuerda con la que estamos trabajando. Un nudo es tan fuerte como la soga que se usa para hacerlo.
No soy persona de hacer rituales, pero entiendo que algunas cosas, en un momento particular, tienen alguna significación para quienes los practican. Cuando nos casamos, mi esposa y yo, hicimos nuestros votos matrimoniales, unidos por una especie de cordón o cuerda, el cual estaba conformado por hebras blancas y gruesas, entrelazadas entre sí, muy al estilo de la imagen, que nos brinda el pasaje que leímos al inicio de esta sección.
Para ese momento, las tres hebras nos representaban a nosotros mismos y a Dios, dando a entender a los presentes, el compromiso que tanto ella como yo, teníamos al hacer equipo con Él en nuestro matrimonio. El compromiso era el verdadero lazo, el cordón o cuerda tan solo lo representaba físicamente. Curiosamente, la cuerda desapareció a los días de la boda (no supimos a donde fue a parar), pero el compromiso se mantiene vigente, y cada día, lo renovamos con determinación y todo el amor que podemos brindarnos el uno al otro.
Una cuerda se hace más fuerte según la cantidad de hebras que la componen.
¿Te imaginas cuantas hebras se necesitan para hacer un cabo de amarre para mantener un barco estable?
Para asegurar las cosas mas importantes de nuestra vida, no podemos hacerlo solos, necesitamos indefectiblemente hacer equipo con alguien más.
Desde siempre, mi esposa y yo entendimos que éramos un equipo. No existe separación en cuanto al compromiso que cada uno tiene en nuestro hogar. Somos en conjunto, responsables al mismo tiempo, de criar a los hijos, de los negocios, de los quehaceres del hogar, de las deudas, de mantener la armonía, etc. En nuestro matrimonio no existe la menor desconfianza en ninguna cosa, y en relación a lo financiero, todos los gastos los compartimos, sin determinar quien "pone más" o quien "pone menos" para tal cosa. Como decimos en nuestro país: "todo el dinero entra y sale de un mismo pote”.
Lo importante de todo esto, es que desde el inicio, decidimos que Dios formara parte de nuestra relación como pareja. Esto fue una de las mejores decisiones que pudimos tomar. Esta relación intrínseca con Dios, nos ha permitido darle una dirección clara a nuestra familia. En mi hogar, ninguna decisión (o por lo menos la mayoría) se toma, sin considerar la posición de Dios al respecto. Esto nos ha evitado males innecesarios y muchas discusiones.
A mi parecer, ese es uno de los tantos secretos que hemos podido descubrir como pareja, para aportar la confianza y la seguridad en nuestro hogar.
Lo anterior, no es algo que se da de la noche a la mañana, tampoco es producto de tan solo afirmarlo o declararlo todos los días. Esto solo se puede lograr, con una fidelidad práctica, a los principios que enarbolamos como familia. Es un ejercicio de todos los días, que te llevará a alcanzar la experticia para hacer los mejores nudos.
Sea en tu familia, trabajo o comunidad, se requiere la ayuda de todos para poder afrontar los retos que cada día nos presenta la vida. Por eso es necesario, hacer equipo con las personas que comparten con nosotros cada una de esas situaciones.
En momentos difíciles como los que estamos viviendo, es cuando más evidenciamos la necesidad de estar acompañados. No es fácil afrontar una situación de tanta incertidumbre como lo es una pandemia mundial, alejado de la gente que te importa.
Muchas familias están hoy separadas por causa de esta crisis, pero gracias a Dios por la tecnología del presente, que auque no compensa del todo la necesidad del contacto físico, por lo menos, nos permite estar conectados con ellos, donde quiere que estén.
Esto, produce la sensación en nuestra mente, de que a pesar de las distancias, no nos sintamos tan solos.
Son mejor dos que uno. No hay nada mas cierto que eso. En mi experiencia, el tener a alguien a mi lado, que aún siendo maravillosamente distintos, es fantástico como vibra en la misma sintonía que yo. Eso no tiene parangón. La calidad de vida que te ofrece una relación así, va más allá de lo convencional.
No quiero hacer creer que mi esposa y yo, estamos de acuerdo en todo, pero sí en lo importante, y a eso, es lo que más le sacamos provecho. Uno levanta al otro cuando es necesario. Entre los dos nos cuidamos y nos protegemos. Uno es importante para el otro, y cada quien entiende el valor de preservar la integridad del equipo.
Solo uso mi matrimonio como ejemplo para poder inspirarte. No somos perfectos, pero tenemos confianza en lo que hemos logrado hasta ahora, y por eso, queremos compartirlo contigo. Eso sí, no te voy a mentir diciéndote que es fácil, porque se ha requerido de mucho esfuerzo personal y largas horas de conversación para poder llegar al lugar donde estamos, sin creer aún que lo hemos alcanzado totalmente. Hemos hecho los nudos que mejor nos salen, con el conocimiento que hemos adquirido. Estamos a la espera de las próximas lecciones para perfeccionarlos.
En solitario es muy probable que podamos ser vencidos, pero juntos somos indestructibles.
Más que estar acompañados, lo que requerimos, es hacer equipo con las personas con las que convivimos.
Muy tristemente veo, como existen muchas familias, sean estas pequeñas o numerosas, donde la falta de equipo entre sus miembros, se evidencia en el comportamiento particular de sus individuos. Hay quienes, viviendo en la misma casa, no se dirigen nunca la palabra o no conocen lo que el resto de su gente hace en todo el día. No hay conexión entre ellos, porque no hay nada (según su parecer) que los involucre o que los relacione más que la consanguinidad.
Hay quienes, a pesar de tener mucha gente alrededor, tienen que ahogar y sufrir sus penas en solitario, porque no hay nadie con quien compartirlas. Eso sucede más de lo que nosotros pensamos. En todas partes hay una situación similar.
¿Qué hace que una cuerda sea fuerte? Lo primero, es la cantidad de hebras, y lo segundo es la calidad del entrelazado.
Recuerdo que cuando niño, tenía un amigo que vivía en una casa donde había mucha gente. Solía preguntar a veces por él, y nadie sabía darme señas de su paradero, incluso su mamá. Siempre que regresaba a casa cabizbajo por no encontrarlo, era sorprendido por mi amigo, quien venía corriendo detrás de mí, porque me escuchó preguntando por él. Él estaba en su casa, y nadie sabía donde estaba, ni que estaba haciendo. Eso es un ejemplo de cuando no hay una sensación de equipo presente en una familia. Con el tiempo, la situación no mejoró para ellos, por el contrario, se agudizó aún mucho más, a tal punto, que nadie sabe nada de nadie en esa familia. ¿Cómo es esto posible? Les juro, que solo lo entendí cuando crecí y maduré.
Nadie puede hacer equipo con otro, si no encuentra un punto de conexión o amarre. Eso es lo que nosotros denominamos tener un objetivo común o una visión en conjunto.
Esa es la clave para hacer equipos. Sea en lo laboral, en lo social o en lo familiar, la gente necesita tener un objetivo en común, que los conecte y los haga sentir parte de "algo" mucho mas grande que ellos mismos. Esto va mucho con el sentido intrínseco de pertenencia, el cual, todos necesitamos satisfacer.
No solo quiero que estés conmigo, necesito que estés para mí.
Esa frase es lapidante, y refleja lo que en verdad todos anhelamos. No me interesa estar con alguien que solo me acompañe o que me sobrelleve. Necesito alguien que sea un equipo conmigo. Alguien que no solo esté, sino que se haga sentir. El equipo es lo que garantiza el éxito.
Hacer equipo es un trabajo arduo, requiere de mucha diligencia, inteligencia, empatía, comprensión y sobretodo, una visión súper clara de a donde quieres llegar. Nadie podrá pegarse al caminar de otra persona, si esta no tiene una clara visión de a donde quiere ir.
Por eso es importante, que los padres estén conscientes del papel que fungen dentro del hogar. Deben estar claros, que ante cualquier cosa, primero son un matrimonio, y luego son padres. Como matrimonio, ellos conforman un equipo especial dentro de la familia. Los esposos, son el equipo de liderazgo, aquellos quienes proveen de inspiración y de motivación al resto. El matrimonio viene a ser como la hebra madre o principal sobre la que se hila el resto de la soga.
Como ya dijimos antes, mi esposa y yo decidimos entrelazarnos junto a Dios, para ser esa primera hebra, y con ese objetivo en mente, construimos junto a nuestros hijos, las oportunidades para que ellos se vinculen de la misma forma a la visión que tenemos como familia.
El saber hacia donde quieres llegar con tu familia, genera un ambiente de confianza y seguridad al que todos quieren unirse. Como lo he dicho en muchas oportunidades, si quieres tener una familia feliz, debes empezar por desarrollar un matrimonio feliz.
No debemos confundir la visión que tenemos como familia, con el menoscabo de las expectativas individuales de sus miembros. Cuando hay un ambiente de confianza, se genera un sentido de seguridad en las decisiones, lo que redunda en el reconocimiento de las oportunidades que se desarrollan de forma individual para cada miembro de la familia.
En otras palabras, parte de la visión familiar, es el desarrollo de las oportunidades individuales de sus miembros. Un equipo trabaja para beneficio de todos.
Esa seguridad y esa confianza es lo que mas necesitan nuestros hijos para desarrollar sus individualidades. Es por ello, que debemos invitarles y coadyuvarles a que hagan equipo con nosotros, y que se sientan cómodos y seguros en esa situación.
El hogar no puede ser solo del interés de papá y mamá. Todos deben participar en el mantenimiento y en los quehaceres de la casa, según la edad y capacidades. Lo mismo sucede con el ambiente de convivencia, todos deben sentirse incluidos y a la vez responsables de la armonía en casa. Eso es bastante trabajoso, pero no imposible.
Los hijos, al igual que nosotros, necesitan satisfacer esa necesidad de pertenencia que llevamos intrínsecas en nuestro ser. Eso nos facilita la sensación de seguridad que tanto requerimos. No es solo tenerlos en casa, nuestros hijos deben sentir que forman parte de una familia.
Nuestros hijos entienden, que tanto su mama como yo, tomamos decisiones en conjunto. Saben que no estamos de acuerdo en todo, pero que respetamos las decisiones del otro, y siempre nos inclinamos a favor de un mismo objetivo. No hay caminos separados, y ninguno actúa en contra del otro.
No formamos bandos, no hay oposición, solo opiniones distintas que se respetan. Cada acción intenta ser justificada, hay un porque para todo, aunque no todos lo entiendan o estén de acuerdo. Los éxitos se celebran juntos de forma ruidosa, y los fracasos se lloran también juntos en absoluta reserva.
Esa fidelidad, compromiso y seguridad, tratamos de transferírselas a ellos, pero la fuente principal de su aprendizaje está en el ejemplo que podamos darles.
Como padres, nunca terminamos de aprender, no importa que edad tenga nuestros hijos, sin embargo, para aquellos que aún los tenemos en casa, se nos ofrece un abanico de oportunidades inmensas para alcanzar juntos la conformación de un equipo ganador.
Todo equipo, así como las personas, pasa por circunstancias adversas, la diferencia radica en que juntos siempre podrán apoyarse los unos a los otros, que nunca faltará con quien desahogar las penas, y sobretodo, serán mucho más fuertes.
En un equipo todos se cuidan unos a otros.
En una ocasión escuche decir que una cadena es tan fuerte como lo es su eslabón más débil, y esto es verdad, porque aplica para casi todo.
Parte de hacer nudos fuertes, es lograr primero que la cuerda lo sea, y eso pasa por ayudar a fortalecer a tu equipo en el proceso de la conjugación de sus objetivos.
Siempre habrá en tu equipo quien no pueda moverse al ritmo de los demás, tal vez esté muy cansado, herido o todavía no esté del todo listo, pero la fuerza del conjunto lo hará ver más fuerte.
La fuerza de la cuerda no la determina la debilidad de una hebra. Cuando se unen las intenciones y se trabaja en una visión conjunta, no hay débiles ni rezagados.
No es lo mismo estar en un equipo, que formar parte de el. Lo segundo implica un compromiso recíproco. Por esto último, debemos promover ese sentido de pertenencia entre quienes nos acompañan en nuestra visión. En una casa, por ejemplo, todos deben sentirse parte del equipo, no importa si son familia o no. Eso a la larga traerá más beneficios que tragedias.
En la Biblia está escrito que una casa dividida nunca prevalecerá (Lucas 11:17), por ello no comulgo que en una casa existan bandos, disensiones o gastos separados. Eso es el reflejo claro de un estado de confusión interno, donde cada quien tiene un camino distinto, como si cada hebra quisiese ser una cuerda en sí misma. Lo que hace fuerte una casa es que todos estén integrados en un mismo objetivo.
No podemos dejar de lado a Dios, Él es el motor principal de nuestros éxitos. Buena idea sería darle toda la capitanía del equipo y dejar en sus manos la dirección del mismo. Por eso, te invito a que lo involucres desde el principio. Hay garantías que sólo Él puede aportar, y tú las necesitas en tu amarre.
Los equipos son dinámicos. Algunos miembros estarán para siempre, otros solo estarán de vez en cuando, y habrá quienes se marcharán para no volver. Abraza y atesora a la gente que te acompaña en algún momento de la vida, y disfruta el tiempo en que formaste equipo con ella.
Las personas trascendentes, suelen dejar un legado maravilloso de motivación e inspiración que jamás podrá ser olvidado, aunque ya no estén presentes.
Establece cabos de amarre que te permitan llevar una vida segura y confiada. Bríndale a tu familia un ambiente seguro, donde todos tengan la oportunidad de poder crecer y desarrollarse a plenitud, sobretodo afectivamente.
Si eres casado, busca aliarte de manera completa con esa persona que está a tu lado por elección propia.
Estoy confiando que haciendo esto, tus nudos serán tan fuertes como tu amor y compromiso por los tuyos.
Forma, lidera y apuesta a tu propio equipo ganador...
Dios te bendiga siempre.
Pastor César González.
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